Galletas de mantequilla con mermelada de fresa
A veces también apetecen sabores tradicionales, de los de toda la vida vamos, y las galletas de mantequilla son una buena opción. Son muy fáciles de hacer y sólo por ese olor tan... mmmmmhh... que impregna la cocina vale la pena hacerlas.
Así que hoy he decidido compartir esta receta que he ido modificando a mi gusto porque creo que el resultado final queda riquísimo. Son unas galletas para nada compactas y duras, no dejan de ser galletas pero con un punto tierno y esponjoso.
RECETA DE GALLETAS DE MANTEQUILLA CON MERMELADA DE FRESA
INGREDIENTES
- 150 g de mantequilla sin sal
- 125 g de azúcar
- 250 g de harina de trigo
- 1 huevo
- 1 cucharadita de bicarbonato (sin este ingrediente no quedarán igual)
- 1 cucharadita de aroma de vainilla
- Una pizca de sal (como media cucharadita de postre)
- Mermelada de fresa o cualquier otra que os guste
ELABORACIÓN
Batir la mantequilla con una batidora de varillas o a mano para que se ablande un poco y mezclar con el azúcar. Añadir el huevo y la cucharadita de aroma de vainilla y seguir batiendo hasta mezclar bien. A continuación, añadir la harina, el bicarbonato y la pizca de sal y mezclar hasta conseguir una pasta homogénea. Si la masa queda muy blanda y se pega mucho a los dedos se puede añadir un poco más de harina poco a poco e ir amasando hasta conseguir una masa algo terrosa pero que al hacer una bola quede compacta y lisa.
Una vez tengamos la masa, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera como mínimo 45 minutos, aunque podemos hacerla de un día para otro. Pasado el tiempo de reposo, sacamos de la nevera y estiramos la masa sobre papel vegetal con un rodillo hasta que quede de 5 mm de grosor aproximadamente. A continuación, cortamos las galletas con la ayuda de varios cortadores con las formas que más os gusten. Yo utilicé unos que tengo con forma de corazón pero si no tenéis cortadores también podéis utilizar tapones circulares que estén bien limpios.
Por último, las colocaremos en una bandeja de horno sobre papel vegetal (dejar una separación de aproximadamente 2 cm entre galleta y galleta para que no se peguen al hornearlas ya que crecerán) y las meteremos al horno precalentado a 180º sin aire durante aproximadamente 15 minutos. Cuando veáis que los bordes empiezan a dorarse debéis sacarlas. Veréis que al sacarlas del horno están algo blanditas, deben quedar así ya que al enfriarse se endurecerán pero quedarán tiernas y muy ricas. Si dejáis que se tuesten demasiado, al enfriarse quedarán muy secas y duras.
Hasta aquí la receta para hacer unas galletas de mantequilla básicas. Si queréis rellenarlas con mermelada de fresa, tenéis dos opciones: rellenarlas antes de hornearlas o rellenarlas después. El resultado es diferente y depende del gusto de cada uno.
- Si las rellenáis antes: las galletas se expandirán más al hornearlas que las que no llevan mermelada y se quedarán más blanditas porque cogerán humedad de la propia mermelada. No hay problema, al enfriarse se endurecerán igualmente. Una vez horneadas, la mermelada quedará más seca y adherida a la galleta ya que pierde agua durante el horneado. De esta forma, las galletas aguantan más días que si las rellenáis después de hornearlas, incluso más de una semana.
- Si las rellenáis después: las galletas se expandirán menos al hornearlas y se conservarán menos días una vez colocada la mermelada. Será conveniente rellenarlas en el momento las que se vayan a comer.
¿Cómo rellenarlas?
Cortar un número de galletas par y a la mitad de estas hacerle un agujero en el centro con un cortador más pequeño. Poner una cucharadita de mermelada sobre las galletas sin agujero y a continuación poner las galletas con agujero encima coincidiendo con la de abajo.
Hacer esto antes de hornearlas o después, según prefiráis tal y como os he explicando antes.
¡Eso es todo! Os aconsejo que las guardéis en una cajita metálica o un bote de cristal para que se conserven más tiempo, aunque cuando las probéis os aseguro que durarán muy poco. ;)
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